Por: Adriana Barba, Docente 4° de primaria/ Responsable del club de lectura
Como docentes, sabemos que la lectura es un viaje: viajó Simbad; viajó el capitán Ahab para encontrar a Moby Dick; viajó el capitán Nemo; viajó Ulises y también viajó el hobbit con un anillo. Los mundos fantásticos se suceden delante de los ojos de nuestros alumnos creando lazos con seres intangibles, eso es posible gracias a la imaginación. Los alumnos se motivan a seguir leyendo la manera en que Hércules realizó 12 trabajos y eso los lleva a buscar nuevas lecturas que están más allá del aula: Don Quijote para niños, Frankenstein o Charly y la fábrica de chocolate.
Sesión a sesión en el círculo de lectura se contribuye a la creación del pensamiento crítico, a que los estudiantes aprendan a expresar sus ideas respetando los gustos y opiniones de los demás; de esta forma también pueden incrementar su vocabulario, conocer distintas sociedades y a leer más allá de las líneas de los libros. El semestre anterior, La dama de la selva de Antonio Ramos Revillas y Velar el vuelo de Andrés Acosta fueron los encargados de abrir un amplio panorama a la vida de niños similares a nuestros estudiantes y con ello, aprendieron que hay otras circunstancias de vida, otras formas de abordar los problemas y otros mundos por explorar.
Cada libro que leemos nos enriquece como personas, debemos de creer en el poder transformador de las palabras. Después de las lecturas, nuestros estudiantes reflexionaban sobre su propio mundo, valorando más su vida, su familia y todo lo que tienen alrededor. Reflexionaron sobre qué harían ellos si estuviesen frente a la circunstancia de los personajes de los libros, lo que los llevó a resolver problemas, entender los diferentes contextos de la gente y sobre todo a respetar la diversidad.